miércoles, 26 de febrero de 2014

Construyendo Calíope (vol.8)

 Una noticia buena y una mala

Al ir a ver el aspecto de la guitarra, me ha encantado lo que me he encontrado: una textura casi brillante y uniforme de primeras. Ahí va una buena noticia.

Otra buena noticia ha sido saber que lijar la nitrocelulosa es rápido y fácil, mucho más que el acrílico dichoso, y con lijas de 400 o de 1200 sale en poquito rato.

La mala noticia es que después de un lijadito rápido de unos 40 minutos, colocar la guitarra y hacerme firme propósito de ir a por todas en la cuestión del rociado cruzado, ¡no es que quedase poquita nitrocelulosa, es que me pulí toda hace dos días!

Va a quedar genial, ¡estoy convencido! Pero me toca comprar otro bote y esperar a que llegue. Esto no es terrible, porque la semana me la iba a pasar en Barcelona y no iba a poder avanzar con ello.

La otra noticia es que llevaba varios días bloqueado con el mástil, porque Correos se resistía a hacerme llegar el calco con las letras, de manera que ni siquiera podía acabar la semana aplicando la otra nitro (transparente) al mástil y la pala hasta que recibiera el calco.

Pero, tras el fin de semana de huelga de lijas caídas y sprays caídos y a vivir un poco la vida en familia, llegó el calco (porque el bueno de Antonio me lo acercó y me contó cómo hacerlo.

Según vuelva... mini post sobre el calco y la preparación del mástil. ¡Permanezcan en sintonía!

lunes, 24 de febrero de 2014

Construyendo Calíope (vol.7)

Nitro come, nitro go

Parece que fue ayer cuando llegó el bote y ya me he fundido casi entera la nitrocelulosa color "vintage white". Empecé con ello el miércoles 12, tras una última sesión de lijado, y repetí sábado, domingo y lunes.

Casi me he pulido el bote y supongo que antes de darlo por terminado, debo lijar un poquito y rematar la faena.

No hay mucho que contar. Lo más ceremonioso fue convertir un cuarto de baño en estudio de rociado, y para ello, lo único que hubo que hacer fue plastificar las paredes. Al cuerpo de la guitarra ya le había instalado en lugar de lo botones para la correa, una hembrilla, así que lo colgué como un jamón e intenté no dejarlo todo en manos de la cadenita que colgaba desde la pared del baño hasta la barra de la ducha. Elegí ese cuarto de baño por ser el más estanco (para evitar al máximo que hubiera polvo.

En cuanto a la práctica de la aplicación del spray de nitrocelulosa, a veces a uno se le olvida que debe esparcirlo a modo de fuego cruza
do y se cree que está haciendo un graffiti. Entonces hay que absorber la gota con un trozo de papel higiénico, pero si lo pegamos demasiado, nos llevamos toda la nitro. Otra cosa que se aprende: la nitro, aplicada en exceso, además de hacer gotones (¡no aprendo de anteriores churretes!) disuelve otras capas previas de nitro (esto, sólo por el olor, tiene sentido, no hay cosa más colocante sin clasificarse como droga química, así que debe ser un disolvente en sí misma...).

En la fase de lijado también aprendí que con una lija lo suficientemente fina, pasas de arañar la pintura a abrillantarla. Me lo dicen y no me lo creo. Por eso me la voy a jugar casi a una baza, y con la guitarra ya relativamente brillante (teniendo en cuenta sobre todo que no la he pulido aún en ningún momento), me voy a disponer a lijar con lijas de 800 y 1200 (salvo que en algún gotón me pida más , y luego (palabrita del niño Jesús), seré comedido en la aplicación de la última capa de nitro y el abrillantado final.

Creo que para el abrillantado, en vista del trabajo que hice hace un año con la otra Telecaster (una Highway One en acabado "Satin Nitro") para convertirla en brillante, me puedo ir buscando algún clasicazo del cine del calibre de "Lo que el viento se llevó".

La parte buena es que esa fase la podré realizar en casa... Ya empieza a sonar raro eso de irse a otra casa, varios días por semana, a intervalos de minutos  (a veces no más de 10), hasta horas (la vez que más, 2 y media). Aunque ahora que caigo, en cuanto llegue el calco (Antonio! el cartero nos la está jugando...), tendré que repetir este proceso con el mástil (y demostrarle al mundo que he aprendido la lección... no sé yo...)

lunes, 17 de febrero de 2014

Construyendo Calíope (vol.6)


Welcome to the [sander] machine

Con el calco encargado y la guitarra pintada "en bruto" (nótense los churretes de la figura de la derecha), quedaba enfrentarse al lijado.

La primera capa de pintura fue demasiado densa, las siguientes mejoraron al ir mezcladas con disolvente, y cuando le enseñé el resultado a Lorena (que es alguien en quien muy de fiar en materia de pinto y coloreo, a sus palabras me remito) me dijo que estaba de sobra y que lijase ya. Le había dado varias capas finas intentando dejarlo lo más plano posible y la verdad es que el lijado (casi hora y media sin parar de darle) rápido me llevó a resultados mejores de los esperados.

Realmente quiero que la guitarra salga lo mejor posible, y aunque tengo el comodín de "bueno, es la primera", tampoco pretendo pasarme la vida con esto, así que, cuanto mejor haga cada cosa que haga, menos tendré que subsanar en la siguiente etapa y más fácil será llegar a un buen resultado. Mi primera guitarra eléctrica, de no más de 150 euros, tenía acabados estupendos, así que no me voy a dejar llevar por la disculpa de la falta de material adecuado así como así ni me voy a conformar con conseguir algo menos bueno.

De manera que, después de hora y media de lija, decidí aplicar un poco de disolvente a las partes menos lisas, de cara al lijado final, y a ello me puse, disolviendo algunas zonas complicadas del contorno del cuerpo e intentando calmar las aguas en la parte trasera, así como aplanar unos picotazos que salieron también detrás por lijar la parte delantera con la guitarra apoyada sobre la mesa a través de un papel en el que habían quedado algunas pelotillas de pintura (otra cosa que aprendí: mejor trabajar con la guitarra apoyada sobre el cuerpo (al menos para esto). Peor para la ropa, pero mejor evitar pegotes y rayones. Esto del disolvente se lo debo a mi amigo "el Cuñao", que parece que tiene la paciencia y conocimientos como para ponerse a ello y sacar adelante proyectos como este con toda facilidad, así que desde aquí le animo a ello!

Esto puede parecer el cuento de nunca acabar, pero ese paso fue un salto cuántico comparado con lo que parecía que iba a ser una carrera de fondo contra los churretes y un cuerpo que engordaba un poquito a cada capa. Así que tengo que darle las gracias a mi mujer por su consejo de tirar para delante y no preocuparme mucho de si se veía la madera tras lijar, dado que el poro, pese a todo, quedaba de sobra tapado.

Lo que he aprendido de la fase de pintura es que sin el mezclar el acrílico con disolvente (me dijeron entre un 5% y un 10%, pero me atrevo a recomendar hasta un 20%), el lío está asegurado. Y cuando digo lío digo aguas, pegotes y churretes. Lo dicho, mejor no confiar la solución de una fase (pintar) a la siguiente (lijar), mejor minimizar problemas para poder tirar menos de soluciones improvisada.

Del lijado, al final no sé muy bien qué recomendar, porque hablaban de las de grano 200, 400, 800 y 2000, pero en la práctica es complicado saber de qué grano es cada lija o conseguir las de grano 2000.

Siempre de más grueso a más fino, es decir, de menor densidad de puntos (200) a mayor (2000), que siempre serán menos erosivas. Y sobre todo, lo importante no es tener la lija más agresiva para hacerle la guerra a los churretes, sino más bien, asegurarse de que no haya churretes y poder lijar con toda tranquilidad. Así que, para no dejarle mucho trabajo a la fase de barniz y confiar en que alise la superficie, es mejor pelearse uno o dos días más con las lijas hasta conseguirlo.

Con el cuerpo lijado definitivamente, lo siguiente fue preparar la habitación de barnizar, para empezar a rociar de nitrocelulosa, tanto el cuerpo de la guitarra como el mástil. Y así quedó la cosa, dispuesta para la acción.


lunes, 10 de febrero de 2014

Construyendo Calíope (vol.5)

Lijando mástiles

Lo único que avanzó en este proyecto durante mucho tiempo fue el diseño de su calcamonía para la pala, pero hasta eso estuvo parado durante meses.

El mástil original del equipo no tiene muy buena fama, según cuenta Ángel, de Distryto 13. Examinándolo, no tiene una pinta nefasta en cuanto a la madera que, al trabajarla, demuestra ser prieta prieta... pero los trastes son tan finos (y un poco mal terminados en los laterales) que me temo que trastee y dificulte bastante la ejecución si no consigo un ajuste muy fino. No obstante, uno es valiente y quiere aprender, así que, si hay que cambiarlo finalmente, al menos habremos aprendido para el siguiente.

El mástil venía como se veía en la foto del kit. La pala, sin dar forma. Si atendemos al tipo de Telecaster que, licencias aparte, estamos replicando, debería tener una pala de Telecaster, pero decidimos darle una de Strato. Lo que ocurre es que lo ideal habría sido cumplir el sueño de la pala estilo CBS (la ancha típica de finales de los 60 y toda la década de los 70). En el esquema de la derecha aparecen comparadas las palas estándar y CBS de Strato, incluso la típica de la Jazzmaster, que es una especie de intermedio entre ambas, pero estaba claro que sólo se podía hacer una  más o menos estándar.

También, puestos a ponerle pegas a este mástil, lo habitual es que los mástiles sean con diapasón de arce, no de palorrosa... Ya tengo una Telecaster con diapasón de arce. No me importaría que esta también lo fuera... me encanta esa dureza resbaladiza del diapasón de arce, pero bueno, no es determinante, así que, ¡adelante con ello!

Hacía ya tiempo que marqué la pala con la forma de una estándar, y esperé la divina providencia de una fresadora, igual que para el cuerpo, para hacer un corte limpio, como hice en su día, gracias a mi vecino (que ya no lo es) con mi guitarra "5" (la réplica de la Les Paul Deluxe de Pete Townshend), pero al igual que para el cuerpo, no había fresadora a mano, así que, con todo lo aprendido para el cuerpo, me dispuse a repetir mis errores y el miércoles pasado la tomé con el cuchillo de cortar pan y el tocho de madera. No era el instrumental más adecuado, pero me fui haciendo a la idea de cómo de trabajoso iba a ser el tema.

El jueves disponía de bastante tiempo, así que me hice con lijas y una sierra un poco más apropiada para la empresa que me esperaba y, bueno, el resultado creo que, dentro de lo que cabe, es bueno.

Cabe decir que el borde es un poco redondeado, no tan recto como lo podría haber sacado con fresadora o sierra de calar. Es lo que tiene serrar y lijar durante horas. Con todo, lo dejé cuando llegué a un punto que me pareció aceptablemente bueno, y me puse como tarea para el fin de semana terminar con el logo, que ya está encargado para que me lo entreguen en forma de calco.

Así que, una vez llegue el calco, como ya tengo el barniz de nitrocelulosa, ¡a rociarlo una y otra vez hasta dejarlo bien brillante!La idea es que el calco quede similar a este de la derecha. Con ligeras diferencias, porque ¡es una guitarra diferente! Por eso no es Telecaster, ¡es Calíope!

miércoles, 5 de febrero de 2014

Construyendo Calíope (vol.4)

Electrónica básica, como la asignatura de Teleco.

A la que lijamos y repintamos (cosa que se va a llevar unos cuantos días, visto lo visto), vamos a ver un poco la parte frontal de la guitarra, que ya está terminada y empezada casi de una sentada...

El kit incluye las pastillas típicas de una Telecaster, el golpeador blanco, la chapa con el botón de volumen, el botón de tono y sus respectivos controles, conmutadores y potenciómetros. ¡Casi todo va fuera!

Así que para hacer la modificación he tenido que comprar un par de potenciómetros más, de tipo "push-pull", un selector de tres posiciones de tipo Gibson, junto con la pastilla doble de Fender, y para darle un aspecto similar al de una Custom, he comprado el golpeador negro original y unos controles para los potenciómetros que, sin ser los originales, vienen de los amplis Fender (sin serigrafía de volumen o tono, pero con la misma forma).

He aprovechado la pastilla del puente, parte del cableado, el jack de salida, incluso un par de condensadores, y con todo, he tenido que tirar de algunos repuestos que tenía por allí de las guitarras que he ido tuneando a lo largo de los años (que son básicamente todas!)... (las pastillas Fender venían sin muelles ni tornillos, que he aprovechado de unas Phat-Cat) y comprar alguna cosa más (tornillos Fender para el golpeador, cable para soldar los componentes...

Se puede tratar casi por separado la circuitería de la madera, sólo cuando terminemos con la madera necesitaremos pasar un par de cables y hacer unas soldaduras para poder montar todo.

Esta guitarra es, funcionalmente, más una Les Paul que una Telecaster. Cada pastilla tiene un control de volumen y uno de tono independientes, y la salida va al selector de pastillas y, la selección (una pastilla, otra pastilla, o ambas), sale hacia el jack. En una Telecaster estándar, el enfoque es al contrario: la salida de las pastillas llega al selector, y a su salida (una pastilla, otra pastilla o ambas), se controla el volumen y el tono de la mezcla, con lo cual, hay menos juego cuando se usan dos pastillas juntas (tampoco es que nadie hile tan fino con estas cosas, a decir verdad...

Además, la pastilla Fender puede operar como simple o doble, en base al circuito "push-pull" del potenciómetro, y la pastilla del puente puede ir en fase o en contrafase con la pastilla Fender. Con esto podemos tener un sonido propio de Telecaster de toda la vida, o uno más grueso en la pastilla grave, o algo un poco diferente (aunque similar al sonido clásico), que consiste en restar, en vez de sumar, la salida de ambas pastillas (una de ellas doble, ¡o no!, la otra, simple).

lunes, 3 de febrero de 2014

Construyendo Calíope (vol.3)

Sobre las pinturas

El típico acabado antiguo que llevan estas guitarras, se obtiene con nitrocelulosa. Antes conviene sellar bien el poro de la madera (y, en este caso, de la masilla que tuve que ponerle para tapar agujeros mayores, todo sea dicho) con un tapaporos, así que, atendiendo a lo que comentaban en una web, elegí un tapaporos blanco acrílico que quién sabe cómo se manifestará con el paso de los años...

Tengo varias guitarras negras, una color vino, otra verde, una Telecaster con el típico "three colour sunburst". Las Telecaster Custom que más me habían gustado eran las negras o las "three colour sunburst", pero como ya tengo mucho de eso y no tenía ninguna en tonos claros, se me ocurrió que podía pintarla de un blanco amarillento, que es el tono de pintura de mi salón, pero claro, la pintura plástica no iba a ser lo más adecuado para la madera, así que, buscando, me encontré con una marca que se llama Valresa y tiene un acabado llamado Vintage White, que viene a ser, o se convertirá con el paso de los años y la usura del tiempo sobre la nitrocelulosa, en algo parecido.

La verdad es que, además, vista en foto la Telecaster de Leiva (no soy el fan nº1 de Pereza, pero tienen cierto sentido estético stoneiano y llevan siempre hermosas guitarras...), me pareció una buena combinación de colores que afianzaba lo de pintarla del mismo color que el salón. Sí, frikadas de músico. Eric Clapton tiene una Strato del color de su Mercedes y a nadie le parece mal.

Así que además del tapaporos acrílico, tengo seleccionado el spray de nitrocelulosa para el cuerpo, y un barniz para el mástil. Mástil que tiene mucho trabajo por hacer, por cierto, y que hay que tratar, por supuesto, de forma independiente, así que para manejar la guitarra me inventé una especie de banco de trabajo con un par de cajas de fruta, un falso mástil hecho con un par de listones, unos tornillos y una hembrilla que permiten inmovilizar la guitarra en diferentes posiciones. Igual lo patento...

Sellar la madera... Parecía sencillo: Una mano de pintura con cierta generosidad para poder lijar sin problemas dejando todo bien planito después de un buen secado. Tenía mis recuerdos de pintar con acrílico las puertas de esa antigua casa, y esos churretes de los bordes, que siempre albergaban pintura fresca... Creí que 5 días sería tiempo más que de sobra, pero al lijar me encontré con que los churretes y aguas hacían pelotilla al lijar, y casi había que quitarlos del todo; y en zonas planas, volvías a ver la madera con facilidad. Así que la segunda mano es inevitable. Si os fijáis en la foto, esas aguas que aparecen en la parte inferior izquierda son las que más trabajo dieron y pegotazo de pelotillas ocasionaron.

Lo bueno: si algún día tengo que hacer un acabado "relic", ya se hacerlo. Lo malo: voy a tener que lijar a lo bestia (échale 3 horitas) y volver a pintar, pero esta vez, haciendo más caso a las instrucciones del fabricante y echando un poco de diluyente para que la pintura sea menos densa. Al final, ayer la cosa quedó como se muestra en esta foto después de lijar toda la parte delantera (las rebabas en el canto se ven todavía).