lunes, 3 de febrero de 2014

Construyendo Calíope (vol.3)

Sobre las pinturas

El típico acabado antiguo que llevan estas guitarras, se obtiene con nitrocelulosa. Antes conviene sellar bien el poro de la madera (y, en este caso, de la masilla que tuve que ponerle para tapar agujeros mayores, todo sea dicho) con un tapaporos, así que, atendiendo a lo que comentaban en una web, elegí un tapaporos blanco acrílico que quién sabe cómo se manifestará con el paso de los años...

Tengo varias guitarras negras, una color vino, otra verde, una Telecaster con el típico "three colour sunburst". Las Telecaster Custom que más me habían gustado eran las negras o las "three colour sunburst", pero como ya tengo mucho de eso y no tenía ninguna en tonos claros, se me ocurrió que podía pintarla de un blanco amarillento, que es el tono de pintura de mi salón, pero claro, la pintura plástica no iba a ser lo más adecuado para la madera, así que, buscando, me encontré con una marca que se llama Valresa y tiene un acabado llamado Vintage White, que viene a ser, o se convertirá con el paso de los años y la usura del tiempo sobre la nitrocelulosa, en algo parecido.

La verdad es que, además, vista en foto la Telecaster de Leiva (no soy el fan nº1 de Pereza, pero tienen cierto sentido estético stoneiano y llevan siempre hermosas guitarras...), me pareció una buena combinación de colores que afianzaba lo de pintarla del mismo color que el salón. Sí, frikadas de músico. Eric Clapton tiene una Strato del color de su Mercedes y a nadie le parece mal.

Así que además del tapaporos acrílico, tengo seleccionado el spray de nitrocelulosa para el cuerpo, y un barniz para el mástil. Mástil que tiene mucho trabajo por hacer, por cierto, y que hay que tratar, por supuesto, de forma independiente, así que para manejar la guitarra me inventé una especie de banco de trabajo con un par de cajas de fruta, un falso mástil hecho con un par de listones, unos tornillos y una hembrilla que permiten inmovilizar la guitarra en diferentes posiciones. Igual lo patento...

Sellar la madera... Parecía sencillo: Una mano de pintura con cierta generosidad para poder lijar sin problemas dejando todo bien planito después de un buen secado. Tenía mis recuerdos de pintar con acrílico las puertas de esa antigua casa, y esos churretes de los bordes, que siempre albergaban pintura fresca... Creí que 5 días sería tiempo más que de sobra, pero al lijar me encontré con que los churretes y aguas hacían pelotilla al lijar, y casi había que quitarlos del todo; y en zonas planas, volvías a ver la madera con facilidad. Así que la segunda mano es inevitable. Si os fijáis en la foto, esas aguas que aparecen en la parte inferior izquierda son las que más trabajo dieron y pegotazo de pelotillas ocasionaron.

Lo bueno: si algún día tengo que hacer un acabado "relic", ya se hacerlo. Lo malo: voy a tener que lijar a lo bestia (échale 3 horitas) y volver a pintar, pero esta vez, haciendo más caso a las instrucciones del fabricante y echando un poco de diluyente para que la pintura sea menos densa. Al final, ayer la cosa quedó como se muestra en esta foto después de lijar toda la parte delantera (las rebabas en el canto se ven todavía).





1 comentario:

Gerar dijo...

Devastadores los efectos del cuchillo jamonero. Vaya tio más bestia!