viernes, 31 de enero de 2014

Construyendo Calíope (vol.2)

¿Por qué la llaman Calíope, si se llamaba Telecaster Custom?

Es sencillo... porque Javi siempre quiso implicar a Lorena en el proceso, como cosa artística que era, y porque ni es una Fender ni es una Telecaster, porque ambas Calíopes son de la misma época, porque así queda bautizada con un nombre femenino...

Pero también, porque era una sobrada muy grande llamar Telecaster a una guitarra que viene de un kit de otra marca, con algunas piezas de repuesto y con algunas variaciones sobre el diseño original.

Las Fender Telecaster estándar tienen dos pastillas sencillas, un control de volúmen, un control de tono y un selector de pastillas de tres posiciones: una, la otra o las dos.

Las Telecaster Custom tienen una pastilla simple (la del puente) y una doble (la del mástil), con controles independientes de volúmen y tono y un selector de pastillas también de tres posiciones, colocado en una posición mucho más cómoda (en el mismo sitio de las Les Paul). Para mí, esto era una motivación a la hora de tocar una Telecaster.

Calíope, además, es capaz de poner su pastilla doble en modo simple (para que suene como una Telecaster  estándar), y de invertir la polaridad de su pastilla simple para que, tocada junto a la doble, pueda afectar a su sonido de dos maneras opuestas.

Hay algo de impredecible en esta guitarra, dado que su pastilla doble, aunque ocupe la posición del mástil, es una pastilla pensada para ir en el puente de una Telecaster Deluxe. Por otra parte, los potenciómetros son de tipo push-pull, para permitir los cambios de circuito simple-doble y fase-contrafase. Tampoco el diapasón es de arce, sino de palosanto, y tampoco la forma de la pala es de Telecaster sino que, todo apunta a que será de Stratocaster, pero no como las palas de Stratocaster que llevan los modelos de Telecaster Deluxe, sino como las palas Stratocaster estándar (esto, a día de hoy está aún por definir, pero ya lo sabremos a su debido momento). Los botones de los potenciómetros tampoco son exactamente iguales (son piezas de repuesto de amplificadores, en lugar del juego de botones de este modelos), y el selector de pastillas es Gibson, y creo que recordar que tiene el plástico negro en vez de blanco amarillento.

Así que lo primero de todo fue agrandar algunos agujeros del cuerpo. Y no hay nada como hacerse con buenas herramientas para hacer las cosas bien, amigos. Después de muchos meses con el proyecto parado a la espera de una fresadora, me puse a tallar la madera, literalmente, a golpe de cuchillo y martillo, como apuntaban en el Facebook. No fue el jamonero, pero sí el de cortar pan. Se aprende mucho sobre la veta de la guitarra y lo difícil que es cortar bien. Incluso, tirando de un par de astillas, la guitarra quedó un poco dañada y astillada, así que, una vez hechos los agujeros adicionales para los controles, la pastilla doble y el selector de pastillas reubicado, hubo que hacerle una pequeña restauración a la guitarra, porque me había cargado un par de cosas con la operación: salté un par de astillas de la zona  cercana al jack al hacer la cavidad, y también, por hacerla demasiado profunda, astillé un poco la parte de detrás. Así pues, mejor taladro y las brocas adecuadas que cuchillo, destornillador, martillo y palanca. Consejo para la vida, aunque no sea infalible, porque, con todo, un rebote del taladro melló un poco la parte delantera izquierda.

Como, por el hecho de tener unos agujeros para tornillos en posición diferente a la del golpeador final, había que taparlos y no admitía un acabado natural en el que se viese la veta (tampoco la veta del cuerpo es excesivamente vistosa), para eso, y para arreglar los desperfectos que le hice, los rellené con masilla y los lijé hasta dejar los huecos tapados y la textura plana y suave.

Y hasta ahí lo hice todo en casa, pero, llegados a ese punto decidí mudar el proyecto a una casa-vertedero que tenemos los Mora, y que se presta muy bien para seguir con las fases más tóxicas del proyecto sin comprometer con ello las vías nasales de los participantes. Así que en esa casa definí habitaciones en las que lijar, pintar, barnizar... y me lo llevé todo para allá. Con un par de cajas de fruta (me encantan las cajas de fruta... tengo alguna clase de síndrome que me impulsa a usarlas para todo) saqué madera para hacer piezas de anclaje, y también para hacer una base que ayudase al pintado y barnizado del mástil.

De pinturas hablaremos en uno de los siguientes capítulos.

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