lunes, 24 de marzo de 2014

Construyendo Calíope (vol.11)

Slowly (como la canción de Aute)

Lo queramos o no, este es un proceso lento y una carrera de fondo en la que la paciencia es el mejor aliado y las prisas, las peores consejeras.

Al margen de perfeccionismos y falta de referencias que hacen que no sepas hasta dónde puedes llegar con tu trabajo, hasta qué punto puedes afinar la calidad, o si lo que haces está bien o mal, uno podría dar capa tras capa de barniz al mástil y al cuerpo hasta el aburrimiento, así que decidí ir terminándolo este fin de semana, pero parece que no será tan rápida la cosa. Viéndolo el domingo por la noche, quedaban sitios en el mástil donde el barniz aún no se había fijado, y en el cuerpo, aún queda trabajo para varios días para dejarlo bien uniforme.

Cabe destacar lo difícil que es trabajar los bordes sin que afecten con goterones a las caras perpendiculares de la guitarra, que es donde más se notarían los desperfectos. ¡vuelta a lijar! No sé si me meteré en otra de estas en la vida, pero desde luego, creo que cambiaría de filosofía en muchas cosas...

El caso es que nos esperan unos días de silencio en este blog, porque, una vez me quede satisfecho con la cantidad y homogeneidad del barniz, toca secar el mástil y el cuerpo durante un par de semanas, como si de chorizos se tratase, al sol y bien ventilado. Es importante lo del sol. Elegí nitrocelulosa para que envejeciese, amarillease y se cuartease con el tiempo. ¡Así lo quise! Así que tengo que facilitarle el trabajo, y así, de paso, mermará un poco el espesor.

Y a falta de más información, desvelaré un poquito sobre mis fuentes para esto, que, en buena medida, se han reducido al autor de este estupendo artículo.


También tengo que darle su crédito a mi amigo Ángel Fuertes, gran luthier y mejor persona, en cuya cabeza buyen y fluyen artesanales y ancestrales técnicas. Un tío paciente y artesano como no conozco muchos, y con el que no debo de haber pasado suficiente tiempo, porque no se me ha pegado nada...

lunes, 17 de marzo de 2014

Construyendo Calíope (vol.10)

(Just Like) Starting Over

Bonita canción para este post. A veces tienes que volver a empezar y aprender de tus errores.

Barnizar el mástil está siendo un trabajo menos resultón de lo que parecía que iba a ser. Tras varias capas, no parece adquirir demasiado brillo al echar el barníz... Salvo sorpresa a la hora de abrillantar a base de músculo... cuando llegue (para esto casi va a ser más divertido un vídeo que una explicación con un par de fotos).

Así que sigo con el mástil. Estos días pasados lo he preparado para volver a aplicar el logo en la pala, y ayer en concreto lijé los inevitables goterones a ambos lados de ésta para empezar a dar nitro, pero esta vez con el mástil apoyado en plano. Tengo que decir que estas fotos tienen trampa, porque, recién aplicada la nitro, siempre brilla así de bien el mástil...

Por otra parte, como llegó la nitro blanca del cuerpo hace unos 10 días, tras otra semanita fuera, vuelta a darle capas finas. Así que tengo dos habitaciones para el colocón perfecto: el consabido baño rosa para el cuerpo, y la cocina para el mástil.

Ahora soy mayor. Ahora he aprendido a ser paciente y dar la nitro sin ensañarme, sin graffitear, y a casa. A lijar poquito entre capa y capa... En fin, es para matarme, porque todo eso es lo que leí en un principio, pero uno es como santo Tomás, y así le va...


Volviendo al tema de las narcosalas: La cocina me da más miedo como cuarto de aplicación y secado de la nitrocelulosa, porque probablemente, al ser menos estanca y tener salida directa a un patio (y las regulatorias rejillas que tienen las casas con gas, que deben de ser insuficientes, porque la casita en cuestión tiene el agua caliente condenada), sufra más el efecto del polvo en suspensión. He puesto mis precauciones, pero quién sabe... A ver si a lo largo de esta semana puedo deciros que estoy haciendo músculos, no por salir a correr después de dar la bien merecida y narcótica nitrocelulosa, sino porque estoy haciendo muñeca a base de bien con la cera de carnaúba y una buena bayeta de microfibra, consejo de mi amigo Iván Llorente, de Los Cobardes, quién, además de ser fino en su forma de tratar a las guitarras, también le da el mismo cariño a su motos y a las fundas de ampli que confecciona en su spin-off: The Amp Face, que no debéis perderos si sois unos verdaderos locos de vuestra propia imagen.

En frente aparte, también durante el fin de semana avancé un poco con la electrónica, corrigiendo un par de errores de cableado de los potenciómetros push-pull. Quería acabar yo este proyecto en 10 o 12 posts y manteniendo ese ritmo constante, pero está resultando un poco complicado por los viajes y porque, como en aquél juego que se llamaba "escalera" y era una especie de Donkey Kong de la era analógica, pero en chungo, que a veces sustituía a la "oca" como Cara B del eterno ajedrez magnético, caes y pegas una vuelta a lo que se supone que ya habías hecho... Así que, bueno, ahí andamos...

Bueno, un poquito de ida de pinza para compensar la ausencia. Hasta pronto!!

jueves, 6 de marzo de 2014

Construyendo Calíope (vol.9)

No lo digo, lo hago

Voy todas las tardes a mi casa-taller, le pego un spray de nitro y me vuelvo a mi casa-vivienda. Dos minutos. Tardo más en todo lo colateral... Por eso no lo cuento. Porque es más rápido de hacer que de contar... Hoy vais a tener un post digno de egoblogger en el que el mástil posa mucho y hay poco que contar...

Ya hacía tiempo que tenía el diapasón tapado, así como la parte del mástil que va en contacto con el cuerpo. Esas zonas no se barnizan.


Bueno, pues hace dos sábados recibí una pareja de calcos y pegué el primero de ellos, que quedó tan estupendo como podéis ver aquí, y aunque se nota la lámina de plástico sobre la madera, es algo que con la aplicación de la nitro, debería quedar algo más homogéneo. ¡No necesariamente perfecto, tampoco lo era en las primeras Fender, construídas con el mismo proceso!



Y tras mi semana fuera (la pasada), el sábado pasado lo colgué como un chorizo y le empecé a dar nitrocelulosa transparente para que quedase bien brillante. 


Tuve un percance el primer día, y es que, con el "arrastre" de la nitrocelulosa, el logo quedó como un reloj blando de Dalí (más cosas que te tientan a hacer un modelo 'relic', pero eso lo dejo para otra ocasión, que yo quiero una Calíope niquelada.

Pues nada, lo consulté con Antonio, el proveedor de calcos y me dijo que era normal y que probase con el segundo calco que me dio, trabajando en plano, y a ser posible con la pala habiendo recibido ya alguna capa de nitro. Así que en vista del éxito, me dediqué a visitar mi casa-taller religiosamente, dar nitro, y volverme a casa. Así toda la semana, y, si bien ha resultado algo más complejo apreciar el brillo, va llegando poco a poco.


Ahora mismo, el tacto es un poco extraño, como si le costase coger el brillo (y sin embargo, ahí lo tenéis, brillar, brilla!), como si hubieses rociado la guitarra de insecticida y te fueses a quedar con todo al pasarle la mano. Pero tiene pinta de ir a pillarlo ya pronto.

En otros frentes, tenemos ya encargado el segundo bote de nitro "vintage white" para el cuerpo, así que pronto finiquitaremos eso también!

Permanezcan en sintonía!