viernes, 25 de abril de 2014

Construyendo Calíope (vol.16)

Finalizando Calíope

Si esta serie de posts empezaron con retraso (un mes después de empezar a trabajar en la guitarra), al final del proyecto terminan por ir en tiempo real.

Ayer mismo recogí las clavijas Kluson que vinieron desde Alemania gracias a ese invento de la logística que todos los afectados de GAS (Guitar Acquisition Syndrome) amamos y llamamos Thomann. Las instalé en un ratillo. Sólo quedaba poner las cuerdas y ver cómo ajustaban. Las clavijas, puestas me parecen un poco más gordas de lo esperado. Estuve a poco de comprar las originales de toda la vida, pero creí que, ya que invertía, mejor hacerlo en unas más precisas, así que allá que fui, y así quedó la pala, una vez puse las cuerdas.
 
Mi amigo Jorge me preguntaba por la tarde cómo lo haría, y le respondí un poco sobre la marcha con lo que acabó siendo el proceso que seguí: Puse las cuerdas, y fijé la altura, casi al mínimo. Aún creo que podría bajarlas algo más para estar más cómodo, pero me da que la incomodidad es más por el mastil que por el puente.

Comprobé que no cerdeaban las cuerdas y empecé con la octavación. Esto lo hice con el afinador y un poco de sentido común:

- Afiné cada cuerda al aire y comprobé si el afinador cogía la misma nota en el traste 12, buscando linealizar la progresión de notas respecto al mastil, ajustando el punto en el que las silletas tocaban la cuerda.
- Comprobé si esa linealidad también era aplicable a los trastes 5 y 7, y resultaba que no, así que reajusté.
Como el puente tiene solo tres silletas, el ajuste es bastante rápido, y más o menos, cada pareja de cuerdas respondía de la misma manera y al ajustar todas, el comportamiento era coherente: o bien los trastes 5 y 7 estaban más ajustados, o bien el 12. Así en todas las cuerdas. Esto venía a indicarme una cosa: que el mástil no está perfectamente recto, sino, como decía Luis Monteagudo, amigo y bajista de Virginity Kit, como el de su bajo, un poquito "revirao". Así que me tocará darle un poco de tensión al alma, a ver si la cosa mejora.

Con todo y con eso, y pese a que las altas horas de la noche no permiten meterle vatios, la guitarra sonaba bastante competente, con la limitación evidente del mástil, que como ya me advirtió mi gurú personal en estas cuestiones, Ángel Fuertesm era el punto más flojo de este kit.

Me conformé con conectar la guitarra a Amplitube (un simulador de amplificador para iPad, a través del iRig), y cuál fue mi sorpresa al comprobar que la pastilla grave y el potenciómetro de tono de la pastilla aguda no respondían. Seguramente en el montaje lié alguna con la electrónica. Este fin de semana lo reviso.

¡El caso es que ya está! La guitarra está terminada y el trabajo que queda de ajuste y pequeños reparos no es más que el que uno hace cada vez que le mete mano a la electrónica, o el que hacen en las tiendas cuando las sacan de sus cajas de cartón y las ponen en exposición. Nada que no te toque hacer con una guitarra comprada por internet.

Así lucía esta mañana en el salón. Ahora, a sacarle sonido y a tocar sin parar!

1 comentario:

Gerar dijo...

Pues me encanta. Es un trabajo inmenso que te permitirá abordar proyectos futuros con gran profesionalidad. Pero... ese potenciómetro de tono que no va se merece otro post, digo yo!!! Y qué menos que un video con audio. ¿no?

Algo me dice que has acabado hasta el gorro, pero bueno, ya han pasado unos meses, así que molaría un post final, recogiendo tus experiencias con KALI.

Gran megapost, Javi